Hace unos años me tocó pasar por la conocida “crisis de los cuarenta” (a veces pienso que aún sigo en ella). En estos últimos años siempre han surgido de una manera más o menos recurrente las consabidas cuestiones: ¿qué he hecho hasta hoy?, ¿qué he dejado de hacer?, ¿qué he dejado de mí mismo entre los demás?...
Thomas Merton, a punto de cumplir los 48 años, escribió lo siguiente:
“…ha llegado el momento de que yo aprenda a dejar de regodearme en lo hecho hasta ahora, o a estar deprimido porque vendrá la noche y mi trabajo deberá detenerse. Ha llegado el momento de dar a otros todo lo que tengo, sin pensar en ello. Desearía haber aprendido la habilidad de dar sin hacer preguntas o sin interés. No la tengo, pero tal vez disponga todavía de tiempo para intentarlo”.
Fuente: Thomas Merton, Diarios (1960-1968), Oniro, Barcelona 2001, pag. 75-76.
Al leer estas líneas no dejo de pensar en lo sencillo que resulta refocilarse en preguntas sobre las cosas que he podido hacer (o he podido dejar de hacer) hasta ahora, y lo fácilmente que se puede perder el tiempo en cuestiones de ese calibre.
Lo importante es aprender a dar de lo que tengo sin esperar nada a cambio. Esa sí que es una tarea para ejercitarse a diario. ¡Quizá sea la única tarea a la que merezca la pena dedicarle tiempo!
A veces me da por pensar que han pasado los años y no he dado absolutamente nada. Sin embargo, hoy quiero creer que eso no ha sido del todo así, que algo de mí he podido dejar en otros casi sin haberme dado cuenta de ello. Y a pesar de ello, aún no pierdo la esperanza de que pueda llegar a hacerlo todavía mejor.
Lo importante es aprender a dar de lo que tengo sin esperar nada a cambio. Esa sí que es una tarea para ejercitarse a diario. ¡Quizá sea la única tarea a la que merezca la pena dedicarle tiempo!
A veces me da por pensar que han pasado los años y no he dado absolutamente nada. Sin embargo, hoy quiero creer que eso no ha sido del todo así, que algo de mí he podido dejar en otros casi sin haberme dado cuenta de ello. Y a pesar de ello, aún no pierdo la esperanza de que pueda llegar a hacerlo todavía mejor.
Eso es lo que tu crees, que no has hecho nada, pero si lo hiciste. Por ahí una cosa insignificante que hayas hecho para otro es grandiosa! Besos amigo!!
ResponderEliminarPues fíjate tú que durante muchos años tuve la sensación de que no había hecho nada importante en esta vida... Sin embargo, ahora me gusta pensar que he podido dejar huella en otros, aunque sea inconscientemente.
Eliminar