Llevo varias semanas estancado con las publicaciones de este blog a causa de mi trabajo y de las obligaciones familiares. Espero que este próximo mes de julio me sea posible descongestionar el atasco en el que me he instalado, y que pueda volver a recuperar un ritmo de publicaciones algo más continuado. De momento, me contentaré con compartir de nuevo unos minutos musicales que me parecen de una extraordinaria belleza.
En la página de la agencia de noticias del Vaticano (www.romereports), se publicó en el año 2016 este video. Según la agencia, se trata de una versión del Padre Nuestro, cantada en la lengua de Jesús, el arameo. La propia agencia comentaba la noticia de la siguiente manera: “El coro de la Iglesia ortodoxa georgiana interpretó esta versión del Padre Nuestro, cantada en el lenguaje de Jesús, el arameo. Fue casi una lamentación o un grito de dolor, interpretado por el Padre Seraphim y su coro de voces con sus raíces en Siria e Irak” (https://www.romereports.com/2016/10/03/el-canto-del-padre-nuestro-en-arameo-que-conmovio-al-papa-en-georgia/).
Después de contrastar la información, he podido averiguar que no se trata del Padre Nuestro, sino de un salmo: el salmo 50, el conocido como salmo “miserere”. El archimandrita ortodoxo Seraphim Bit-kharibi y su coro de voces, lo interpretó durante el encuentro del Papa Francisco con el Patriarca Elías II en la Catedral de Svetitskhoveli, en Tiflis (Georgia).
Si la información que he obtenido es la correcta, la música que acompaña a este salmo es la ideal para transportar los sentimientos que expresa: un lamento conmovedor, un grito de súplica.
Las melodías ortodoxas siempre me han estremecido, pero la interpretación de este salmo me ha sobrecogido de una forma desconocida para mí, consiguiendo ponerme la piel de gallina. Invito al lector a que se deje conducir por estas voces.