EL BLOG SE PRESENTA...

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Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 7 de febrero de 2016

SIEMPRE HAY DOS POSIBILIDADES

Poco antes de la guerra, dos estudiantes talmúdicos discutían sobre la situación política.
 
Espero que no me llamen a filas -dijo el primero-. La guerra no es para mí. En principio soy animoso, pero si es posible prefiero evitarla.
 
¿Por qué tener miedo? -dijo el segundo-. Cuando se analiza todo eso se ve bien que después de todo siempre hay dos posibilidades: o no estalla la guerra o estalla. Si no estalla, no hay por qué inquietarse. Pero, si estalla, siempre tendrás dos posibilidades: o te llaman a filas o no te llaman. Si no te llaman, realmente no hay por qué inquietarse. Pero si te llaman, siempre tendrás dos posibilidades: o estarás en el frente o no estarás en el frente. Si no estás en el frente, realmente no hay por qué inquietarse. Si estás efectivamente en el frente, siempre tendrás dos posibilidades: o te hieren o no te hieren. Si no te hieren, realmente no hay por qué inquietarse. Pero si te hieren siempre tendrás dos posibilidades: o te hieren gravemente o te hieren levemente. Si te hieren levemente, realmente no hay por qué inquietarse. Pero si te hieren gravemente, siempre tendrás dos posibilidades: o sucumbes y mueres, o no sucumbes y vivirás. Si no sucumbes, no hay por qué inquietarse. Pero si sucumbes, siempre tendrás dos posibilidades: o te entierran en un cementerio judío, o no te entierran en un cementerio judío. Si te entierran en un cementerio judío, realmente no tienes por qué inquietarte. Pero si no te entierran en un cementerio judío... ¿para qué inquietarte? Después de todo quizá la guerra no estalle.
 
Fuente: Ben Zimet, Cuentos del pueblo judío.
Ed. Sígueme, Salamanca, 2002, p. 76

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