EL BLOG SE PRESENTA...

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Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 20 de diciembre de 2015

LA UTILIDAD DE UNAS GAFAS.

Como se acerca la Navidad, fecha para hacer regalos, hoy quisiera traer a este lugar una mercadería de esas que a mí me gustan: algo que haga reír y que hable de regalos. La historieta cuenta lo siguiente...
 
 
Un joven que fue a la capital a solucionar unos asuntos, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas y encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas, entró en una óptica. Después de ver unas cuantas, se decidió por un determinado par. La dependienta se las envolvió y él pagó la cuenta, pero al marcharse, en lugar de tomar la caja de las gafas, cogió otra muy parecida que había al lado y que contenía unas bragas que seguramente se acababa de comprar alguna cliente de las que había en la óptica en aquel momento.
 
Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, así que desde allí se fue directamente a correos y le envió la caja a su novia junto con una carta. La novia recibió el paquete y quedó perpleja al ver su contenido, pero aún más al leer la carta que decía:
 
«Querida mía:
 
Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que no tienes ningunas, pues llevabas mucho tiempo con las otras que tenias y estas son cosas que se tienen que cambiar de vez en cuando. Espero haber acertado con el modelo, la dependienta me dijo que eran la última moda y me enseñó las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, las cogí y me las puse allí mismo. ¡No sabes cómo se rió la dependienta! Como te imaginarás estos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados. Una muchacha que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían, las vi estupendas, por eso me decidí y las compré.
 
Póntelas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas, y más ahora que has estado tanto tiempo sin llevar ninguna. Póntelas para ir por la calle y todo el mundo va a notar que las llevas. Si te quedan muy pequeñas me lo dices, no te vayan a dejar señal cuando te las quites. Ten también cuidado de que no te estén grandes, no sea que al andar se te caigan. Llévalas con cuidado y sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos. En fin, para qué te voy a contar más, sólo te digo que estoy deseando vértelas puestas. Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte, cariño.»
 

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