La única
perfección que Dios exige es la de ser uno mismo (ser eso que Dios ha creado).
Por lo tanto una tarea importante en esta vida consiste en conocer lo que soy,
conocer lo que Dios ha creado en mí. Un cuento judío dice así:
El rabino Zuya quería descubrir los misterios
divinos. Por eso resolvió imitar la vida de Moisés.
Durante años intentó conducirse como el
profeta, sin conseguir los resultados esperados. Cierta noche, exhausto de
tanto estudiar, terminó adormeciéndose.
En el sueño se le apareció Dios:
- ¿Por qué estás tan perturbado, hijo mío? -preguntó.
- Mis días en la Tierra terminarán y estoy lejos
de llegar a ser como Moisés -respondió Zuya.
- Si yo
necesitara otro Moisés ya lo habría creado -dijo Dios-.
Cuando tú aparezcas ante mí para el juicio, no preguntaré porqué no fuiste como
Moisés, sino quién fuiste tú: procura ser un buen Zuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario