Este antiguo
himno gujarati era una plegaria que Gandhi rezaba a diario. Según tengo
entendido, la mañana misma en que fue asesinado, una de sus nietas se lo recitó,
como era su costumbre.
Durante
muchos años esta plegaria ha permanecido dormida entre las páginas de un libro
perdido en mis estanterías. Volver a encontrarla he sido para mí una gran
sorpresa, ya que en este momento de mi vida tengo la sensación de que se convierte
en todo un programa de vida.
No sé si
debo desear otra cosa para este nuevo año...
Ya te sientas
fatigado o no, ¡oh hombre!, no descanses;
no ceses en
tu lucha solitaria,
sigue
adelante y no descanses.
Caminarás por senderos confusos y enmarañados
y sólo
salvarás unas cuantas vidas tristes.
¡Oh hombre!,
no pierdas la fe, no descanses.
Tu propia vida se agotará y anulará,
y habrá
crecientes peligros en la jornada.
¡Oh hombre!,
soporta todas esas cargas, no descanses.
Salta sobre tus dificultades aunque sean más altas que montañas,
y aunque más
allá sólo haya campos secos y desnudos.
¡Oh hombre!,
no descanses hasta llegar a esos campos.
El mundo se oscurecerá y tú verterás luz sobre él
y disiparás
las tinieblas.
¡Oh hombre!,
aunque la vida se aleje de ti, no descanses.
¡Oh hombre!,
no descanses; procura descanso a los demás.
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