¿Sabe usted cuál es el lugar más despoblado del planeta? Esta es la pregunta que me hicieron hace unos días en una conferencia. La respuesta es muy sencilla: AQUÍ Y AHORA.
Si, señoras y señores, el lugar más despoblado del planeta es el instante presente, el aquí y el ahora. Y es cierto. Pasamos todo el tiempo proyectando y planificando lo que vamos a hacer, qué deseamos para mañana o dentro de un año o qué cosas tememos que nos ocurran en el futuro. De igual manera, añoramos lo que ya no tenemos, lo que hemos vivido, no perdonamos las ofensas pasadas o nos sentimos culpables por lo que hicimos o por lo que dejamos de hacer. Al final, pasamos todo el tiempo en el pasado (que ya se ha ido) o en el futuro (que todavía no ha llegado), mientras que el instante presente, el único momento que realmente existe, se deja sin vivir.
Ahora acude a mi memoria un mantra que Thich Nhat Hanh recita en su libro “Miedo, vivir en el presente para superar nuestros temores” (editorial Kairós). Dice así:
Ya he llegado, estoy en casa
aquí y ahora.
Mientras me quedo recitándolo, voy a dejarles con la lectura de una conocida historia zen que traduce bastante bien lo que he dicho arriba.
En cierta ocasión le preguntaron a un hombre experimentado en meditación por qué podía mantenerse siempre tan concentrado a pesar de sus muchas ocupaciones.
Respondió: “Cuando estoy de pie, estoy de pie. Cuando ando, ando. Cuando estoy sentado, estoy sentado. Cuando como, como”.
Quienes le habían preguntado tomaron de nuevo la palabra y le respondieron: “Eso hacemos también nosotros, pero ¿qué haces tú además?”.
Él les replicó: “No. Cuando vosotros estáis sentados, ya estáis de pie. Cuando estáis de pie, ya estáis corriendo. Cuando corréis, ya estáis en la meta”.
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