EL BLOG SE PRESENTA...

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Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 20 de noviembre de 2016

BARROCO

Esta tarde no tengo muchas ganas de escribir, pero no quiero dejar de traer a esta plaza alguna de las mercaderías que me encuentro a veces por internet.
 
Confieso que tengo debilidad por la música barroca, y hoy quiero compartir estas dos hermosísimas arias. La primera se titula Vedro con mio diletto, perteneciente a la opera de Antonio Vivaldi Il Giustino. La segunda es, quizá, mucho más conocida: Lascia ch’io pianga, de la ópera Rinaldo, de Haendel. Ambas están interpretadas por el célebre contratenor francés Philippe Jaroussky (su voz es otra de mis debilidades).
 
No es mi intención contar detalles eruditos sobre las óperas en cuestión, ni de sus autores, ni de las arias que siguen a estas líneas, ni de la extraordinaria voz de Jaroussky (quien quiera conocer más, tiene la Wikipedia). Yo simplemente quiero compartir el pacer de esta música. Una buena terapia para esta tarde de domingo.
 
 
 

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