EL BLOG SE PRESENTA...

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Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 11 de septiembre de 2016

MORALEJAS

Aquellos que han seguido este blog desde un principio habrán observado mi gusto por los cuentos y los relatos breves. Cuando los he publicado en este blog, siempre he intentado evitar añadirles una explicación o una moraleja al final. Lo que menos me gusta es darle una interpretación “oficial” a estas historias, ya que es la mejor manera de que cada una tenga la oportunidad de dejar su particular huella en cada persona.
 
Y para poder explicar esta idea, no se me ocurre nada mejor que hacerlo con este cuentecito:
 
El maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma…
– Maestro, le encaró uno de ellos una tarde… Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...
– Pido perdón por eso, se disculpó el maestro. Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico melocotón.
– Gracias maestro, respondió halagado el discípulo.
– Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotón yo mismo. ¿Me permites?
– Sí. Muchas gracias, dijo el discípulo.
– ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo comerlo?
– Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...
– No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte... Permíteme también que te lo mastique antes de dártelo...
– No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso!, se quejó, sorprendido el discípulo.
El maestro hizo una pausa y dijo: Si yo os explicara el sentido de cada cuento... sería como daros a comer una fruta masticada.
 
Fuente: Jose Carlos Bermejo. Regálame la salud de un cuento.
Sal Terrae. Santander, 2004.
 
 

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